lunes, 31 de marzo de 2014

¿QUÉ MÁS QUIEREN LOS EXPLOTADORES DE NOSOTROS? Txokotik de Gara 31.3.2014.

Estamos retrocediendo a pasos agigantados. Hemos pasado de la abundancia a la pobreza en un abrir y cerrar de ojos. Hasta agosto de 2007 se vivieron catorce años de abundancia, sobre todo, para la elite económica y empresarial. Los beneficios de las compañías se multiplicaron por diez sobre el crecimiento de la inflación y del PIB. Entonces, las haciendas públicas vascas decidieron que quienes más tenían pagasen menos. Un expolio fiscal que continúa y, por desgracia, parece que va para largo. Es decir, los que menos tenemos pagamos más y mejor que quienes más tienen, que cada vez pagan menos, y si lo hacen; o, se llevan su riqueza lejos de las haciendas públicas. Porque el fraude fiscal que aflora es una mínima parte de lo que se estima, aunque el diputado foral de Hacienda de Bizkaia, como siempre, pida a la ciudadanía que denuncie a los defraudadores, obviando sus funciones y trabajo. ¿Para qué le pagamos y a toda esa cuadrilla de apoltronados?

Todo esto viene a cuento porque si en fase de abundancia algunos se enriquecieron a base de bien, en este momento de crisis esta ocurriendo lo mismo, pero con el agravante de dejar a una parte importante de la población en la pobreza, sin nada. Otro expolio.

Los protagonistas son los mismos: la elite saca ventaja total y los de abajo sufrimos al máximo. Caen los salarios de forma exagerada, pero aumentan los beneficios de las empresas. Los datos no engañan. El último Boletín Económico del Banco de España desvela que aumentaron un 63,9% los beneficios de las sociedades no financieras el año pasado. Es un expolio a la clase trabajadora, a la que le espera paro y miseria, mientras unos pocos se enriquecen al máximo.

Para redondear este dato, El observatorio Gaindegia ha confirmado esta misma semana que la productividad de la mano de obra de Euskal Herria alcanza los 74.380 euros por persona, tres veces más que el salario medio de cada uno de ellos, mientras que la media de la Unión Europea de los Veintiocho se queda en 59.634 euros. Lo que muestra una diferencia del 25% a favor de los vascos. Cabe la pregunta ¿qué quieren los explotadores? La respuesta al expolio está en nuestras manos. «Aurrera!»



lunes, 3 de marzo de 2014

UN GRITO CONTRA LA EXPLOTACIÓN Y LA MISERIA EN BILBO, txokotik hoy de Gara (3-3-2014)

Han tomado Bilbo. Policías y los máximos adalides del capitalismo rancio. Llegan con parafernalia, con la policía por todos los sitios para proteger a quienes nos han llevado a la pobreza, a quienes nos han recortado las prestaciones sociales y a quienes han terminado con las condiciones laborales logradas tras décadas de lucha de la clase trabajadora.

¿Quién nos protege a nosotros frente a ellos? Porque son peligrosos. Generan desigualdad, explotan y echan a pueblos enteros de sus territorios, crean hambre y miseria. Vienen a Bilbo estos para organizar charlas, para confirmarnos que en este planeta sólo hay sitio para unos pocos: los millonarios capitalistas, los que abrazan ese mundo desigual. Muchos otros se acercan a rendirles pleitesía, para alabar y presentar sus credenciales de cómo han terminado con esos derechos a disponer de una prestación social digna si te expulsan del mercado de trabajo, a tener un salario y un empleo digno. Ellos aplican las políticas que ese grupo de neoli- berales predica. Por eso, hoy en Bilbo tienen un lugar reservado en ese festín capitalista. Son la sombra alargada y malvada de las multinacionales explotadoras. No les importa lo que diga el Pueblo. El Pueblo debería darse cuenta ya que ese puñado de gobernantes están al servicio del gran capital, porque abrazan esos privilegios de unos pocos.

Sin embargo, la clase trabajadora y la sociedad tiene en la calle su voz. Hay que demostrarles que esta batalla no ha terminado. Que, igual que otros hicieron antes, la lucha continúa y no se olvida. Avanzar hacia un mundo justo es posible. Tenemos que arrebatarles el poder que han acumulado unas pocas personas mientras el mundo se muere de hambre, de desigualdad e injusticias. Esos que mandan han decidido desembarcar en Bilbo, pero nosotros también. Debemos decirles que no les queremos y que, sin duda, buscamos una sociedad más justa, igualitaria donde podamos vivir todos.

Un gran amigo, Periko Solabarria, nos dice que «si no nos dejan soñar, no les dejemos dormir». Esa es la idea. La calle nos espera. Es la mejor expresión de libertad. Si queremos llegar a la meta, tenemos que salir y luchar. Nos vemos en la calle.