No se sí sería mejor prolongar el verano, es decir las vacaciones, para evitar la llegada de setiembre y encontrarnos con la dura realidad del mercado laboral y de la modificación de las condiciones laborales. Por desgracia, la época estival no ha servido para que algunos empresarios hayan frenado sus ansias de destrucción de empleo y de empresas. Inasa es un ejemplo. Son los trabajadores quienes defienden las empresas, sus puestos de trabajo y el ser de todo un pueblo. Por el contrario, los gobiernos no defienden a la población, sino que se ponen del lado de la elite económica y empresarial.
La pregunta que nos tenemos que hacer, entre otras interrogantes, creo que es: ¿qué hacen esos gobiernos con nuestros votos? Debemos reflexionar y, si es necesario, debatir con otros trabajadores. La verdad es que, salvo excepciones muy contadas, no hacen nada para impedir este nivel de agresiones que sufre el conjunto de la población. Esta realidad no ha llegado de la noche a la mañana, sino que ha estado planificada por la elite económica y empresarial.
Necesitamos un giro de 180 grados en todas las políticas. No podemos cruzarnos de brazos, porque estamos perdiendo derechos conquistados que tardaremos en recuperar. Está claro que no podemos fiarnos de quienes nos han traído aquí. Porque si Rajoy nos está rematando, otros antes, del PSOE, del PNV, de UPN han ido cercenando nuestros derechos laborales y sociales.
Las últimas tres décadas han ido en la dirección de los recortes. Debemos cambiar ese rumbo, no confiar en quienes nos han traído a esta situación y reclamar empleos seguros y justos, con salarios adecuados; una fiscalidad que intervenga de forma directa contra los especuladores, los defraudadores y los evasores de impuestos, para así obtener recursos económicos y sociales para quienes están en la pobreza y la exclusión social. Todo para conseguir un reparto justo de la riqueza.
Son las piezas claves para dar ese giro económico, laboral y social para conseguir una sociedad más justa. No nos lo van a regalar, porque nos lo están robando. Por eso, nos toca ponernos en pie, ¡en pie de lucha! Ese es nuestro camino, igual que el que recorrieron quienes nos precedieron. Aurrera!
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