Tiene que ser muy duro ese momento. De Herrera de la Mancha hasta Ocaña, y tras muchas gestiones judiciales llegar a apenas 50 kilómetros de su casa en Areta o de Albitzua. Es lo que hay.
Pablo tenía que estar ya en la calle. Ha cumplido las tres cuartas partes de la condena del sumario que propició el cierre de EGIN. No quiero centrarme solo en Pablo, porque es inmenso. No descubro nada. Todos los que le conocen lo saben, sean amigos o enemigos.
Estas líneas quiero que sean un simple y sencillo homenaje a Judith. Una mujer inquieta, luchadora, solidaria...Recuerdo, entre otras muchas cosas, las cartas que socializaba para enviar a la presos en actos festivos o eventos especiales. Su constancia para que pusiéramos frases de recuerdo a los prisioneros vascos, que después enviaba a las cárceles. Podría seguir...y no parar, pero creo que era también una gran mujer. Judith te recordare, te recordaremos. !¡Hasta siempre!
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