El shock que ha causado la decisión de Fagor Electrodomésticos en el mundo laboral y económico estará con nosotros durante meses y, desde luego, será recordado durante años. Los políticos más apoltronados han intentado, como siempre, sacar tajada de esta situación. Me refiero al diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, que salió de la reunión en Gasteiz con la chequera dispuesta. Sin embargo, le pararon en seco, pero incluso la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia (PNV), reconoció lo baldío de la «operación Bilbao», que se dio un baño de masas ante los trabajadores de Edesa Fagor en Basauri, seguramente para recomponer su alma. Al Gobierno de Gasteiz y a Mondragon Corporación habría que decirles qué han hecho en once meses estudiando el tema. Porque la solución es la de siempre: cerramos y a la calle.
De Pepelu Bilbao me llama la atención, por otro lado, su comentario: «es difícil ayudar a quien no se quiere dejar ayudar». Impresionante. ¿Lo ha pensado? Porque en territorio vizcaino muchos trabajadores están a la espera de esas ayudas, que sí quieren pero ante las que la Diputación mira para otro lado, alarga los procesos o, simplemente, no hace nada.
Se me ocurren varias empresas en crisis, con huelgas y con deslocalizaciones que han llamado a la puerta del Palacio foral, pero quienes lo habitan parecen no despertar. Parece que solo quieren quedar bien con grandes empresas y de gran impacto, pero los trabajadores de Incoesa, TMA, Laserlan, Troquenor, Virtisú, entre otras, están a la espera de ayudas, avales o pequeños empujoncitos para que los trabajadores no tengan que engrosar las listas de paro.
Está claro que para ellos no es el momento. ¿A cuántas empresas en conflicto se ha acercado el diputado general de Bizkaia? ¿A cuantos trabajadores en huelga o con problemas de desaparición ha recibido? Ya.
Esta es la situación terrible de mano de algunos políticos que quieren rentabilizar algunos votos y nada más. Porque los datos del paro mes a mes empeoran. En Hego Euskal Herria rozan los 230.000 desempleados, y la mitad no cuenta con prestación. ¿Qué hacen estos aprovechados por acabar con el paro? Nada.
Este es el txokotik que aparece en la edición de hoy en Gara.
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