lunes, 14 de abril de 2014

El trabajo mata....y más que cualquier guerra.

La OIT estima que 2,34 millones de personas mueren cada año por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo. De estas muertes, la mayoría o 2,02 millones corresponden a enfermedades profesionales y relacionadas con el trabajo, se estima que la cifra anual de casos de enfermedades relacionadas con el trabajo no mortales debe ser de 160 millones. Además que dichas enfermedades causan un inmenso sufrimiento a las víctimas y sus familias, provocan grandes pérdidas económicas para las empresas y sociedades, incluyendo la disminución de la capacidad laboral y la productividad. Aproximadamente el 4 por ciento del producto interno bruto (PIB), equivalente a aproximadamente USD 2,8 billones, se pierde debido a las enfermedades y accidentes relacionados con el trabajo en costos directos e indirectos.
¿Qué hacen los empresarios?
¿Qué hacen las administraciones?
Fácil ni unos ni otros hacen nada. Estos datos son más dramáticos que cualquier guerra. Pero es evidente que a los empresarios les da igual que mueran o enfermen los trabajadores mientras llenen sus bolsillos.

LA LEY DEL MIEDO DA VENTAJA AL EMPRESARIO, txokotik en Gara. 14.4.2014

La ley del miedo se está imponiendo en los centros de trabajo. El miedo ha cambiado de bando por la crisis, la desprotección, el individualismo y por algunas cuestiones más que muchos tenemos en la cabeza. Se han envalentonado y consiguen lo que quieren: reformas laborales, de pensiones, de negociación colectiva y, entre otras, la reforma fiscal, que nos han llevado a esa máxima precariedad y mínimos salarios. El objetivo, como cualquiera puede entender, es permitir que una parte cada vez más amplia del resultado económico vaya a los bolsillos de los empresarios. Los datos están ahí. No son ninguna invención. Los trabajadores vascos en este caso se encuentran en el grupo de cabeza de los más productivos de Europa y, aunque los salarios son mayores que en el Estado español, sólo perciben una cuarta parte, en el mejor de los casos, de esa productividad que logran.

Los gobiernos han contribuido a extender el miedo con sus medidas. Nunca hasta ahora se habían atrevido a tanto, pero ha ocurrido. Porque el ejército de parados sirve para chantajear y llevar los salarios al suelo. La última se la leí hace dos días a Luis de Guindos, os suena, efectivamente el ministro español de Economía destacó entre sus amiguitos neoliberales, políticos y organizaciones como el FMI, en Washington que no hay miedo a la deflación ni en Europa ni el Estado español y, a la vez, quiso convencer a algunos que los precios estén bajos permite que los salarios también caigan en sobremanera y... ahí esta el milagro ¡ganar competitividad!

Las empresas no ganan competitividad por inversiones y productos de alto nivel, sino porque han eliminado mucho empleo y están bajando los salarios. Es una competitividad artificial. Un espejismo. Lo que ocurre es que ante el estado de necesidad los empresarios se aprovechan, coaccionan y amenazan. Es el caso de los trabajadores de Carrefour Market de Zabalburu, que han hecho frente al gerente que les coacciona, amenaza e insulta. Los delegados de LAB han dicho basta. Creo que ese es el camino: que todos digamos basta ante tanto explotador suelto y que, de nuevo, el miedo cambie de bando para que no se pasen tanto.


lunes, 31 de marzo de 2014

¿QUÉ MÁS QUIEREN LOS EXPLOTADORES DE NOSOTROS? Txokotik de Gara 31.3.2014.

Estamos retrocediendo a pasos agigantados. Hemos pasado de la abundancia a la pobreza en un abrir y cerrar de ojos. Hasta agosto de 2007 se vivieron catorce años de abundancia, sobre todo, para la elite económica y empresarial. Los beneficios de las compañías se multiplicaron por diez sobre el crecimiento de la inflación y del PIB. Entonces, las haciendas públicas vascas decidieron que quienes más tenían pagasen menos. Un expolio fiscal que continúa y, por desgracia, parece que va para largo. Es decir, los que menos tenemos pagamos más y mejor que quienes más tienen, que cada vez pagan menos, y si lo hacen; o, se llevan su riqueza lejos de las haciendas públicas. Porque el fraude fiscal que aflora es una mínima parte de lo que se estima, aunque el diputado foral de Hacienda de Bizkaia, como siempre, pida a la ciudadanía que denuncie a los defraudadores, obviando sus funciones y trabajo. ¿Para qué le pagamos y a toda esa cuadrilla de apoltronados?

Todo esto viene a cuento porque si en fase de abundancia algunos se enriquecieron a base de bien, en este momento de crisis esta ocurriendo lo mismo, pero con el agravante de dejar a una parte importante de la población en la pobreza, sin nada. Otro expolio.

Los protagonistas son los mismos: la elite saca ventaja total y los de abajo sufrimos al máximo. Caen los salarios de forma exagerada, pero aumentan los beneficios de las empresas. Los datos no engañan. El último Boletín Económico del Banco de España desvela que aumentaron un 63,9% los beneficios de las sociedades no financieras el año pasado. Es un expolio a la clase trabajadora, a la que le espera paro y miseria, mientras unos pocos se enriquecen al máximo.

Para redondear este dato, El observatorio Gaindegia ha confirmado esta misma semana que la productividad de la mano de obra de Euskal Herria alcanza los 74.380 euros por persona, tres veces más que el salario medio de cada uno de ellos, mientras que la media de la Unión Europea de los Veintiocho se queda en 59.634 euros. Lo que muestra una diferencia del 25% a favor de los vascos. Cabe la pregunta ¿qué quieren los explotadores? La respuesta al expolio está en nuestras manos. «Aurrera!»



lunes, 3 de marzo de 2014

UN GRITO CONTRA LA EXPLOTACIÓN Y LA MISERIA EN BILBO, txokotik hoy de Gara (3-3-2014)

Han tomado Bilbo. Policías y los máximos adalides del capitalismo rancio. Llegan con parafernalia, con la policía por todos los sitios para proteger a quienes nos han llevado a la pobreza, a quienes nos han recortado las prestaciones sociales y a quienes han terminado con las condiciones laborales logradas tras décadas de lucha de la clase trabajadora.

¿Quién nos protege a nosotros frente a ellos? Porque son peligrosos. Generan desigualdad, explotan y echan a pueblos enteros de sus territorios, crean hambre y miseria. Vienen a Bilbo estos para organizar charlas, para confirmarnos que en este planeta sólo hay sitio para unos pocos: los millonarios capitalistas, los que abrazan ese mundo desigual. Muchos otros se acercan a rendirles pleitesía, para alabar y presentar sus credenciales de cómo han terminado con esos derechos a disponer de una prestación social digna si te expulsan del mercado de trabajo, a tener un salario y un empleo digno. Ellos aplican las políticas que ese grupo de neoli- berales predica. Por eso, hoy en Bilbo tienen un lugar reservado en ese festín capitalista. Son la sombra alargada y malvada de las multinacionales explotadoras. No les importa lo que diga el Pueblo. El Pueblo debería darse cuenta ya que ese puñado de gobernantes están al servicio del gran capital, porque abrazan esos privilegios de unos pocos.

Sin embargo, la clase trabajadora y la sociedad tiene en la calle su voz. Hay que demostrarles que esta batalla no ha terminado. Que, igual que otros hicieron antes, la lucha continúa y no se olvida. Avanzar hacia un mundo justo es posible. Tenemos que arrebatarles el poder que han acumulado unas pocas personas mientras el mundo se muere de hambre, de desigualdad e injusticias. Esos que mandan han decidido desembarcar en Bilbo, pero nosotros también. Debemos decirles que no les queremos y que, sin duda, buscamos una sociedad más justa, igualitaria donde podamos vivir todos.

Un gran amigo, Periko Solabarria, nos dice que «si no nos dejan soñar, no les dejemos dormir». Esa es la idea. La calle nos espera. Es la mejor expresión de libertad. Si queremos llegar a la meta, tenemos que salir y luchar. Nos vemos en la calle.




jueves, 20 de febrero de 2014

Desahucios a la fuerza vs. viviendas vacías

Cada vez nos encontramos con los datos sobre desahucios y viviendas vacías en Euskal Herria que asombran. El Instituto Vasco de Estadística, Eustat, ha confirmado que en 2011 en la Comunidad Autonómica Vasca (CAV) existen 116.157 viviendas vacías. El INE añade que las vacías en Nafarroa son 35.466 viviendas y en Ipar Euskal Herria, según Gaindegia, son 6.553 viviendas vacías, aunque este dato es de 2006. En total hablamos de 158.176 viviendas vacías. 

Desde 2008 a setiembre de 2013, que es el ultimo dato que ofrece el Tribunal Supremo sobre los efectos de la crisis, en Hego Euskal Herria se han producido 14.310 desahucios forzosos, que han causado graves problemas a muchas familias vascas. En realidad los desahucios representan un 9,43% de las viviendas vacías. Hoy mismo en Bilbo se ha echado a un grupo d jóvenes que habitaban en un edificio vacío. ¿A dónde vamos a ir a parar?

¿Por qué no se actúa sobre esta vivienda vacía? ¿Cómo puede ser que haya personas que no tengan dónde alojarse y haya tantos pisos deshabitados? 

¿Qué sociedad estamos construyendo? Porque esto no ocurre solo en materia de viviendas, sino que en la alimentación hay excedentes y una parte muy importante de la población mundial pasa hambre. 
Pasa en la economía, que hay suficiente riqueza para poder vivir todos mejor y sin tanto derroche, pero resulta que esa riqueza se queda en su mayor parte (90%) en manos solo de unos pocos. 

Creo que esto no puede quedar así