A primera hora de la mañana, la secretaria general de LAB, Ainhoa
Etxaide, explicó en una entrevista en Radio Euskadi que «la patronal
decide hoy (por ayer) si pone el interés general por encima del propio».
Dos horas después de esas palabras llegaron a la sede del Consejo de
Relaciones Laborales (CRL) los representantes sindicales de LAB, CCOO y
UGT, mientras que los empresarios entraron en dos bloques: Confebask y
Cebek, por un lado, y SEA y Adegi, por otro.
La respuesta a la interpelación de Etxaide tardó unos minutos, tan
solo, porque el presidente del CRL-LHK, Tomás Arrieta, transmitió a los
sindicalistas que no existían buenas vibraciones. Una hora después
desfilaron de nuevo las delegaciones de las tres centrales sindicales y
de los empresarios, como habían entrado. Nada. La patronal que había
dado el portazo al acuerdo ante el lehendakari Iñigo Urkullu, escenificó
en Bilbo esa misma decisión. No hubo posibilidad de negociación y se
quedó con el control absoluto de la misma, como le garantiza la reforma
laboral del Gobierno español del PP. Tampoco hicieron declaraciones a
los medios de comunicación. En realidad, huyeron.
«Declaración de guerra»
Garbiñe Aranburu, secretaria de Negociación Colectiva de LAB,
transmitió el desacuerdo con una frase elocuente: «La reunión ha sido
una declaración de guerra en toda regla» y recordó que los trabajadores
vascos responderán «con la lucha», porque es de esa manera «como hemos
conseguido hasta ahora mejores condiciones salariales y laborales que el
resto».
Transmitió a los periodistas que la central sindical ya se estaba
situando en un escenario de «no acuerdo», pero que «hemos intentado
lograrlo hasta el último minuto».
Aranburu valoró como un paso adelante la reunión que mantuvo el
lehendakari Urkullu con la patronal un día antes, aunque admitió que
llegó un poco tarde. Añadió que, en vista del resultado de estas
negociaciones, «se ha demostrado en este país que por encima del
Gobierno vasco, de las instituciones y de la mayoría social, es una
pequeña élite la que está mandando, que es Confebask. Nos parece que nos
tiene que llevar a realizar una reflexión más profunda sobre qué modelo
de país queremos».
La sindicalista de LAB anticipó que a partir de este lunes «aumentará
la conflictividad», que «no va ayudar a la economía vasca, ni a las
empresas» Y adelantó que «vamos a responder a las agresiones». En este
sentido, llamó a «seguir presionando a la patronal» para conseguir «otro
modelo de relaciones laborales».
Por su parte, Maribel Ballesteros, de UGT Euskadi, acusó a las
patronales vascas de «irresponsabilidad y desvergüenza» al «negarse en
rotundo» a un acuerdo para abordar la situación de la negociación
colectiva.
Competencia desleal
Adelantó que su sindicato estará «en primera línea para defender a
los trabajadores de las agresiones, tanto en los juzgados como en las
movilizaciones en la calle y en las empresas».
UGT Euskadi manifestó que por esa vía «vamos a la competencia desleal
de las empresas, en base a bajos salarios, y a una sociedad
empobrecida, al rebajarse el consumo y los ingresos fiscales». Mari Cruz
Vicente, de CCOO de Euskadi, explicó a la salida del encuentro que fue
«decepcionante» debido a la «cerrazón» de Confebask. «Se ha perdido una
oportunidad de oro para haber regulado la estructura de la negociación
colectiva y la ultraactividad».
Por la tarde, Unai Sordo criticó la posición de «negación absoluta a
entrar a negociar» de la patronal, lo que es, a su juicio, «sumamente
grave» e «irresponsable».
Balones fuera
Entretanto, Confebask utilizó una maniobra de despiste en el
encuentro. Presentó una propuesta que no abordaba los problemas que la
reforma ha puesto en primera línea y que fue calificada por los
sindicatos de «maniobra de distracción»
Sus representantes no quisieron hacer declaraciones y, por medio de
un comunicado, acusó a ELA y LAB del desacuerdo», incluso remontándose a
antes de que la reforma del PP estuviera aprobada. Confebask señaló que
hay 28 mesas sectoriales abiertas en este momento.
Interpelación a Urkullu
Oskar Matute, de Alternatiba, instó ayer a Urkullu «a posicionarse a
favor de la ciudadanía frente a una patronal que solo busca seguir
esquilmando a los trabajadores». Explicó que «la patronal se encuentra
frente a una guerra abierta contra los defensores de un modelo social y
económico diferente que busca el fin de sus privilegios».
Por su lado, la portavoz del PSE, Idoia Mendia, lamentó «la falta de
voluntad» de la patronal Confebask para alcanzar un acuerdo que evite
que decaigan los convenios.